martes, 7 de diciembre de 2010

Una Larga Mañana de Jacques Prévert

Es terrible
el crujido del huevo duro al ser cascado contra el estaño de un mostrador
es terrible ese ruido
cuando resuena en la memoria del hombre hambriento
la cabeza del hombre hambriento
cuando a las seis de la mañana al mirarse
en el escaparate de Potín
ve una cabeza color polvo
sin embargo no es su cabeza lo que ve
en el escaparate de Potín
al hombre le importa un rábano su cabeza
no piensa en ella
sueña
imagina otra cabeza
una cabeza de ternera por ejemplo
de ternera a la vinagreta
o una cabeza de cualquier cosa comestible
y mueve despaciosamente las mandíbulas
despaciosamente
y hace rechinar los dientes despaciosamente
pues el mundo lo ignora
y él no puede nada contra ese mundo
y cuenta con los dedos uno dos tres
uno dos tres
hace tres días que no come
y por más que se repita desde hace tres días
Esto no puede durar
esto dura
tres días
tres noches
sin comer
y detrás de esos cristales
hay patés botellas conservas
pescados protegidos por las latas
latas protegidas por los cristales
cristales protegidos por la bofia
bofia protegida por el miedo
cuántas barreras para seis miserables sardinas
Un poco más allá está la cafetería
café con leche y croissants calientes
el hombre titubea
y en su cabeza
una niebla de palabras
una niebla de palabras
sardinas para comer
huevo duro café a la crema
carajillo de ron
café a la crema
café a la crema
¡café al crimen con gotas de sangre!...
Un hombre muy apreciado en su barrio
ha sido degollado en pleno día
el asesino un vagabundo le robó
dos francos
o sea un carajillo
cero franco setenta
dos rebanadas de pan con mantequilla
y veinticinco centavos de propina para el camarero

Es terrible
el crujido del huevo duro al ser cascado contra el estaño de un mostrador
es terrible ese ruido
cuando resuena en la memoria del hombre hambriento

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